domingo, 15 de agosto de 2010

PARVOVIROSIS.

La aparición de vómitos y diarrea en perros menores de un año, tiene como causa principal la enteritis viral (enteritis: inflamación intestinal). Uno de los virus responsables de esto es el parvovirus canino tipo 2.
Los cánidos domésticos y salvajes son los principales huéspedes.
 
El modo de transmisión es a través de la materia fecal, ingresando al organismo vía oral.
El agente puede permanecer infeccioso por más de cinco meses en el suelo contaminado con materias fecales, pudiendo inactivarse utilizando cloro.
En las dos primeras semanas después que el animal contrae el virus, comienza a eliminarlo activamente, pero como ya se mencionó, el parvovirus puede continuar infectante durante meses.
Luego de la recuperación, generalmente el perro no transmite más la dolencia aunque esté en el mismo sitio con otros animales susceptibles.
La enfermedad subclínica (sin presentación de síntomas) es habitual sobre todo en perros callejeros, y en estos casos la liberación de virus es en alto número.

A menor edad del huésped, más grave es la enfermedad, y la mortalidad aumenta.
En los perros adultos disminuyen los casos debido a que las vacunaciones o infecciones anteriores los hacen más resistentes.
Después del destete es cuando los cachorros son más susceptibles, y se les debe inmunizar adecuadamente (vacunación).
Los factores que deprimen la inmunidad tales como estrés, hacinamiento, enfermedades preexistentes, bajo peso, predisponen a aumentar la gravedad y a alargar la permanencia de la enfermedad.
Aunque esta dolencia es sistémica, es decir que determina una infección generalizada en el organismo (se replica en células en división), la enteritis clínica es la forma más frecuente. A edades tempranas se presenta como enfermedad miocárdica (miocarditis), que no se da en adultos.

Los principales síntomas de enteritis por parvovirosis incluyen fiebre, vómitos y diarrea. Se observa depresión y falta de apetito.
Si se presenta la forma miocárdica, esta es fulminante, con un corto período caracterizado por dificultad para respirar y gemidos, al que generalmente sigue la muerte.

Diagnóstico.
Se realiza a partir de los signos clínicos de enteritis, aunque pueden confundirse con otras enfermedades (por ejemplo con moquillo canino). El diagnóstico definitivo requiere de pruebas de laboratorio que evidencien la presencia del virus o del antígeno viral.

Tratamiento (aquí se menciona a título informativo, cualquier medida a tomar debe ser siempre indicada por el médico veterinario).
Está enfocado a reestablecer los líquidos perdidos y proteger el tracto gastrointestinal. Generalmente no se requiere hospitalización, a menos que la deshidratación sea muy marcada, haya fiebre alta, pérdida de sangre o depresión importante. Los cachorros requieren más monitoreo que los adultos.
Lo más importante es la reposición de líquidos, que debe realizarse de inmediato y mientras se presenten vómitos y diarrea. Se pueden dar por vía oral, utilizando preparaciones comerciales (sirven las de uso en humanos), pero generalmente no son toleradas por el animal, entonces se opta por el suministro vía subcutánea o intravenosa de sueros apropiados.
Los antibióticos se indican para manejar las infecciones bacterianas secundarias. Generalmente se dan en forma inyectable.
El veterinario debe evaluar si se recurre a la administración de medicamentos específicos para controlar vómitos y diarrea (antieméticos y antidiarreicos).
Cuando el animal recupera el apetito, gradualmente se le pueden ofrecer alimentos tipo sopa (sólo el líquido) y caldos diluídos con agua. Luego pueden incorporarse dietas blandas como arroz hervido, siempre y cuando no reaparezcan los vómitos; si estos continúan deberá suspenderse la alimentación por 12 horas.
Si evoluciona favorablemente, el alimento se continúa en pocas cantidades durante 3 a 4 días hasta reestablecer paulatinamente la dieta normal.

Prevención.
  • El método más importante es la vacunación. Los cachorros depués del destete deben ser inmunizados, ya que dejan de recibir las defensas aportadas por la leche materna.
  • Los animales que hayan padecido la enfermedad, y se hayan recuperado, quedan inmunes probablemente de por vida.
El virus no afecta a los humanos. Pero hay que tener muy en cuenta las condiciones de higiene, porque aunque no sean afectadas, las personas lo transportan pasivamente.