viernes, 3 de diciembre de 2010

CÓMO PROCEDER ANTE UNA PELEA DE PERROS.

Muchas veces las riñas entre dos perros aparentan ser más feroces de lo que son en realidad. Se trata generalmente de gruñidos, revolcones y mordiscos superficiales. Aunque hay casos en los que sí son de gravedad, pudiendo incluso terminar en la muerte de uno de ellos.
Las razones por las cuales dos perros se pelean son variadas, las disputas por jerarquía, por ejemplo entre dos machos es la más común y normalmente no provoca daños importantes en ninguno de ellos dado que solamente son muestras de poder y no buscan agredirse seriamente, entre dos hembras es más grave ya que muchas veces pelean hasta la muerte, pero son infrecuentes, entre macho y hembra son raras porque la hembra generalmente acepta la dominación jerárquica del macho, entre dos cachorros no revisten gravedad si ambos tienen la misma edad y tamaño, y entre adulto y cachorro generalmente no son preocupantes. Relacionado a la jerarquía, también ocurren peleas por la atención del dueño, posesión de juguetes o alimento. Las peleas por motivos sexuales entre dos machos por una hembra en celo también se consideran entre las jerárquicas. Las disputas territoriales no suelen ser extensas ya que concluyen cuando "el invasor" es expulsado. Si en cualquiera de estas situaciones se encuentra involucrado un perro de riña (razas especialmente seleccionadas desde el punto de vista genético para la pelea, por ejemplo Bull terrier, Pit bull), el caso tiene una seriedad mucho mayor, poniendo en grave riesgo la vida del otro animal.

¿Qué hacer en estos casos?

Si la situación no es riesgosa para ninguno de los dos, no intervenir.
En caso contrario, se debe actuar.

Errores frecuentes:
  • Tomar a los perros por su collar o cuello; esto es muy peligroso ya que en medio de la pelea no notarán la diferencia, pudiendo morder gravemente la mano (en general es lo que ocurre), empeorando la situación.
  • Gritar diversas palabras o sus nombres; porque no escucharán, y si lo hacen, se sentirán alentados a continuar peleando más ferozmente.
  • Golpearlos; produce los mismos resultados que los gritos.
 
Cómo separarlos:
Dependiendo del tipo de perros involucrados se puede aplicar alguno de los siguientes métodos, pero hay que actuar firmemente y con rapidez.
  • Si se trata de animales pequeños, se puede arrojar sobre ellos algún abrigo o frazada.
  • A veces es útil arrojarles agua.
  • Producir un sonido fuerte para distraerlos.
  • Si hay dos personas, cada una deberá tomar con firmeza y al mismo tiempo las patas traseras de un animal, levantarlas del piso y distanciar a un perro del otro. No soltarlos. Sólo deben apoyar sus miembros anteriores. Mantenerlos así por uno o dos minutos hasta que se calmen. En caso de haber sólo una persona, tendrá que decidir a qué animal tomará. Ya que el perro sujetado estará en inferioridad de condiciones respecto del otro, se debe levantar al que va ganando la riña, y entonces el otro probablemente también se tranquilizará. En caso de que uno de ellos sea de una de las razas de pelea, se deberá sostener a este ejemplar siempre.
 
Lo más importante en todas las situaciones es la prevención. Hay que educar al animal para que reaccione sumisamente en caso de dominación de un perro más grande (debe hacerse en la etapa de cachorro). Fomentar su obediencia, demostrando que el dueño es el líder. Si se trata de un animal agresivo, sacarlo a pasear siempre con correa y bozal. Ante una situación de tensión creciente, alejarse junto a él de la escena y esperar a que esté tranquilo.

Fuentes consultadas: www.proyectomascota.com

jueves, 25 de noviembre de 2010

INTOXICACIÓN POR ASPIRINA EN GATOS.

Para que los medicamentos sean metabolizados en el organismo -y posteriormente eliminados-, es necesario que estén presentes ciertas enzimas -proteínas encargadas de desdoblar las moléculas de los fármacos- y lleven a cabo dichas funciones. En el caso del gato hay una relativa deficiencia de algunas de ellas, llamadas glucuronil transferasas, importantes para conjugar -e inactivar- las moléculas de diversas medicaciones, entre las cuales se encuentra la aspirina. Como consecuencia, el tiempo en el que este fármaco permanece efectivo, se ve incrementado.
Si en los felinos se administra aspirina con la misma frecuencia que en otros animales, seguramente se producirá intoxicación. Para asegurar la inocuidad debe por lo tanto, aumentarse en tiempo entre dosis. La posología apropiada es de 10-20 mg por kilo de peso, cada 48-72 horas (hay que tener en cuenta que cada comprimido es de 500 mg.).

  • En gatos muy jóvenes o de edad avanzada, la aspirina debe ser utilizada cuidadosamente, así como también en pacientes con problemas hepáticos o renales.



Signos de toxicosis.

En un principio pueden notarse algunas señales no-específicas tales como: anorexia (falta de apetito), vómitos, aumento en la frecuencia respiratoria, fiebre, decaimiento.
Si se ignora que el animal ha ingerido aspirinas recientemente, es más dificultoso llegar a un diagnóstico específico en esta etapa.
El riesgo de aparición de complicaciones respiratorias, trastornos en el metabolismo, convulsiones y hemorragias a nivel gástrico e intestinal (con potencial perforación) aumenta con la dosificación reiterada de este medicamento, o la utilización de comprimidos sin cobertura entérica. La hepatitis causada por fármacos, puede provocar ictericia. Con el transcurrir de los días puede haber incoordinación de los movimientos, debilidad a nivel muscular, convulsiones, coma y muerte.

Diagnóstico.
  • Investigar si últimamente se le ha administrado aspirina al gato. Si existe (o existió recientemente) una enfermedad que se trata con analgésicos o medicamentos antitrombóticos (prevención de coágulos), es de sospechar que sea intoxicación por aspirina.
  • Realizar un hemograma completo. Hay ciertos cambios que pueden evidenciarse en caso de una exposición crónica (anemia, cuerpos de Heinz).
  • Evaluación de desequilibrios ácido/base.

Tratamiento a aplicar (siempre por el Médico Veterinario).

Puede intentarse la eliminación si se interviene en los primeros momentos. Para ello se provoca el vómito, o se realiza un lavado gástrico (carbón activado a razón de 2 gramos por kilo de peso, administrados por boca).
En caso de úlcera gastrointestinal, deben administrarse los protectores correctos.
Debe seguirse una terapia de líquidos y electrolitos dependiendo de la condición.
Vigilar la temperatura corporal.
Si existe acidosis metabólica, el empleo de bicarbonato de sodio puede acelerar la eliminación del medicamento.

Pronóstico.

Si se actúa en forma temprana, tiende a ser favorable.

Fuente: "El paciente felino". Autor: Sharon Fooshee Grace.